La CAFEÍNA es una sustancia que existe naturalmente en ciertas plantas o se produce sintéticamente y se usa como aditivo en ciertos productos alimenticios. Es una sustancia farmacológicamente activa cuya vida media en el organismo se estima entre las 4 y 5 horas antes de ser desechada, su permanencia aumenta con la ingestión elevada y en pacientes con problemas hepáticos.
La cafeína influye en la homeostasis del calcio intracelular. Como consecuencia, es un poderoso estimulante del sistema nervioso central, de los músculos de la respiración y del músculo esquelético en general; también produce estimulación cardíaca, dilatación de los vasos coronarios, relajación del músculo liso cardíaco y diuresis.
Su consumo se ha asociado ampliamente a efectos sobre el estado de ánimo, como la percepción del aumento de la energía, imaginación, eficiencia, autoconfianza, motivación y concentración. Por lo que su presencia en bebidas energéticas tiene una fuerte demanda sobre todo en los adolescentes.
Su consumo se ha asociado ampliamente a efectos sobre el estado de ánimo, como la percepción del aumento de la energía, imaginación, eficiencia, autoconfianza, motivación y concentración. Por lo que su presencia en bebidas energéticas tiene una fuerte demanda sobre todo en los adolescentes.
A dosis moderadas, la cafeína produce efectos agradables en el organismo. Es un tónico cardíaco, lo que conduce a un pulso más amplio y fuerte, así como un aumento temporal de la tensión arterial.
Por otra parte, actúa sobre el sistema nervioso central, por lo que facilita el trabajo intelectual y la actividad muscular. Puede aumentar el rendimiento muscular e incrementar la utilización de los ácidos grasos como fuente de energía ahorrando glucógeno que es la principal fuente de energía durante la práctica del deporte.
Estos efectos se pueden considerar como provechosos, pero cuando el consumo de cafeína aumenta notablemente por arriba de los 600 mg se pueden tornar en perturbaciones importantes como ansiedad, excitación cerebral, insomnios, delirio, alucinaciones, temblores y depresión.
Algunos individuos tienen baja sensibilidad para la cafeína, como resultado ingieren dosis altas de cafeína, lo que provoca que el organismo desarrolle una adicción. Los síntomas de privación de la sustancia provocan dolor de cabeza, irritabilidad, somnolencia, confusión mental, insomnio, temblor, náuseas, ansiedad, inquietud, palpitaciones, trastornos gastrointestinales y aumento de la presión arterial. Sin embargo es interesante que muchos de los mismos síntomas hayan sido reportados por el exceso de consumo de cafeína. La disminución de la vigilia asociada con la abstinencia pareciera más un efecto psicológico que farmacológico.
Se recomienda en mujeres embarazadas consumos menores a 200 mg por día; en cantidades más elevadas puede provocar daños al feto, al recién nacido y al lactante.
Una ingesta de 160 mg/día a partir de 0,5 litros de bebida energética que contenga un nivel máximo de 320mg de cafeína/litro constituye un aporte significativo a la ingesta diaria total. Si se compara con ingestas posibles de otras bebidas que contienen cafeína, como refrescos de cola, té o café (cuyas cantidades están comprendidas entre 100-400 mg/l) el aporte resulta ser similar, aún si existe consumo de mezclas de estas bebidas.
Hay asociación perjudicial entre la cafeína y el alcohol, nicotina, medicamentos y drogas. También se ha reportado que individuos que consumen café con concentraciones de cafeína de 150 mg a 250 mg presentan efectos agudos sobre el ritmo cardíaco, presión arterial y rigidez arterial; comparado con individuos que beben café descafeinado.
La dosis letal de cafeína es de 5,000 mg, el equivalente a 40 tazas cargadas de café consumidas en un período excesivamente corto.
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